Trafwe N° 5








V Jornadas Regionales del IOM2 en la Patagonia


“Vigencia del Psicoanálisis, una política singular”

Voy a empezar por Freud.
El valor terapéutico y otros efectos que la experiencia de un análisis puede producir en un sujeto han sido elaborados y fundamentados tanto por Freud como por Lacan.
La cuestión de la curación siempre fue un término objetado por el  psicoanálisis. La terapéutica siempre ocupó un lugar de importancia pero alejada de la ideología médica cuyo propósito es el acallamiento del síntoma.  La praxis analítica ofrece en cambio  al analizante un espacio para “elucidar y transformar su relación con lo imposible de soportar”.
 En la conferencia 34 de las “Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis” Freud explica maravillosamente, tal como  lo ha hecho siempre, cómo piensa él el psicoanálisis como terapia y hasta donde llega su eficacia. Defiende criterios cualitativos frente a la demanda de estadísticas. Y dice: “tales estadísticas  no son nada instructivas, pues el material al que se refieren es tan heterogéneo, que sólo cifras muy elevadas permitirían sentar conclusiones firmes. Es mucho mejor recurrir a la propia experiencia individual…. Son muchos más los hombres que creen en los milagros de la virgen (de Lourdes) que los creen en la existencia del inconsciente”
En  “La moral sexual cultural y la nerviosidad moderna” Freud  argumenta que la moral sexual de la civilización de ese momento impide la exteriorización de las pulsiones lo que  conlleva un fuerte empobrecimiento y derroche de energía en este propósito y eso conduce a la neurosis. Es un alto costo subjetivo.  Critica el hecho de que el estándar social exija  a todas las personas la misma conducta sexual.
A partir de Freud sabemos de la propia servidumbre del sujeto con el Superyó, verdadera pulsión disfrazada de ley.
Lacan de entrada reivindicó la singularidad del deseo. Se trata siempre de un deseo siempre muy particular, excéntrico, ajeno a la supervivencia, la adaptabilidad, la normalización, es indestructible, no se olvida ni se satisface, resistente a la “pedagogía correctiva” y la “psicoterapia autoritaria” como dice en “El psicoanálisis falso y el verdadero” (Otros Escritos)
Así nos lo dice Miller en Sutilezas Analíticas, justamente el capítulo donde se pregunta hacia dónde va el Psicoanálisis.
“el deseo implica en el ser que habla y que es hablado, en el parletre un NO COMO TODO EL MUNDO.
Luego, la libido freudiana es tomada por Lacan como tratamiento del goce, y esto cambiará sustancialmente la formulación de la operación analítica  y la conclusión de la cura. Aparece con fuerza el registro de lo real  en la clínica, así la repetición, la fijación de goce dan toda su consistencia al síntoma. Algo va a quedar definitivamente separado  del sentido, de la articulación significante.
Estamos  trabajando acerca del discurso del amo en nuestro Seminario Clínico Anual desde el principio del año y decíamos que se trata  de un discurso que hace  valer el  para todos. Ese que tiene pretensiones de que el goce sea genérico, que esté ajustado a normas.
 La política, la ciencia, la religión,  en tanto discursos amo,  frente a la emergencia de lo real intentan en forma permanente ir a la búsqueda del sentidoy el del psicoanálisis en cambio  está llamado a soportar el sin-sentido,  operando con un corte de la cadena significante que  es el único que verifica la estructura del sujeto como discontinuidad en lo real.
Podríamos decir entonces que a partir de lo dicho hasta aquí una política singular del Psicoanálisis es la que se opone al “para- todos” igual de las clasificaciones y evaluaciones. Es decir que no sólo apunta a lo singular del síntoma de cada uno, al arreglo que cada cual puede hacer con su goce, con su malestar, con su insoportable, sino que  es singular también porque tiene una  necesidad lógica y ética de situar el lugar del analista en la sociedad de nuestro tiempo en una posición  de "extimidad" , en relación a los significantes amo de la época, ya sean los que orientan el control del vínculo social, los que rigen las identificaciones grupales o los que ordenan la justicia distributiva. Y esto ya desde Freud, como veíamos  hace un rato.
Una política singular la lleva adelante el psicoanálisis, por ejemplo, con las políticas llamadas "de género" y la biopolítica, abordando temas como ley de matrimonio igualitario, el transexualismo, los cambios de sexo en los niños y adolescentes, la adopción en matrimonios homosexuales, con todas las legislaciones que se están produciendo en el campo médico y de la salud en relación a ellos.Fuertemete con las políticas del autismo.  Las incidencias de la genética y de la ciencia en la clínica actual. Las legislaciones en el campo de las psicoterapias, las incidencias del segregacionismo contemporáneo, etc
Pero la política singular del psicoanálisis no se sostiene si no es por el deseo del analista. El Psicoanálisis es el campo donde se despliega una política de la cura que regula la acción del analista, que la limita, que la encamina. La clínica orientada por una política de la cura –su orientación a lo real– produce, llevada hasta el final, un psicoanalista definido como tal desde entonces por su análisis y no por su práctica. Esto está en nuestro argumento de las V Jornadas Regionales del IOm2 en la Patagonia.
El acto analítico es distinto de cualquier acción, no consiste en hacer si no en autorizar el hacer del sujeto. El acto analítico depende y compete al deseo del analista. Seguramente hablaremos de eso en nuestras jornadas.
Tomo también de nuestro argumento: “La acción del analista, la acción lacaniana,  es la consecuencia del acto analítico en el registro del vínculo social, es la consecuencia necesaria de la posición que el analista sostiene en el acto analítico, una posición que casi podríamos definir como a-social, marcando la del objeto.
Esta idea es extraída de una entrevista a  M Bassols en la que además le preguntan¿Podemos pensar la Acción Lacaniana como un medio del que dispone el psicoanalista de Orientación Lacaniana en el siglo XXI,? Y dice:”La respuesta será aquí tan breve como lógica: sí, en la medida en que esta acción saque las consecuencias, con todas sus paradojas, del propio acto analítico tal como Lacan lo instauró”.
Es decir no hay acción del analista no hay  acción lacaniana si no hay psicoanálisis en intensión.
De eso depende la vigencia del psicoanálisis, es tan fuerte por eso y puede ser muy  débil por lo mismo porque hay un real ligado a la responsabilidad de cada analista y es la de asegurar la pervivencia del psicoanálisis, es decir, un real ligado a la necesidad que tiene el psicoanálisis de reinventarse.
Conversemos y expongamos entonces nuestra acción lacaniana y sus efectos!!!

Deborah Lazzeri








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